Es una gran decepción para mí tener que escribir esta carta. En Tarragona ya no nos quedan playas sin urbanizar. Tan sólo una, la playa Llarga, y muy pronto los tiburones van a empezar a destrozarla.
Aunque no haya sido el Ministerio de Medio Ambiente el que ha aprobado el proyecto, se va a ejecutar con sus fondos. Medio Ambiente va a contribuir a destrozar dunas y comprometer el último sabinar litoral de nuestra costa. He oído a la ministra Cristina Narbona muchas veces comprometerse a defender nuestro litoral. Por eso, estoy seguro de que si se repara en lo que se va hacer, quién lo va hacer y en beneficio de quién lo va hacer, quizá la decepción que ahora siento se convierta en admiración.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 29 de enero de 2006