Resulta paradójico y sorprendente cómo en mi pueblo, Villamanrique de la Condesa, se nos esté tomando frecuentemente el pelo por parte de nuestro Ayuntamiento, sin que el pueblo dedique caceroladas a nuestros mandatarios, ni la oposición alce la voz en nombre de quienes les votaron ni de los que no, que para eso son también Ayuntamiento.
La última perla que nos ha regalado nuestro Ayuntamiento con la llegada de este año nuevo es que no disponemos de Policía Local en el pueblo, ya que todos los agentes están de baja.
Ya, de un tiempo a esta parte y debido a un conflicto laboral que enfrenta a municipales con Ayuntamiento, algunos días y muchas noches, ya carecíamos de su servicio, interrumpido ahora totalmente y sospechosamente asemejándose el caso a lo de la Guardia Civil en Almonte.
Cada vez más, Villamanrique, que se ha convertido en el cortijo de unos cuantos, a la vista de los acontecimientos y circunstancias, camina sin timón ni capitán, y lo que es peor, sin que nosotros, los marineros de este barco que lentamente va a la deriva y a pique, nos atrevamos a alzar claramente la voz y decirle, cara a cara, sin temores ni miedos a represalias a estas alturas de la vida, y a quien no cumple con sus obligaciones ni competencias, lo mal que lo están haciendo y que, por el bien de los manriqueños y, sobre todo, de Villamanrique, ya va siendo hora de que abandonen este tan desprestigiado barco al que están haciendo hundir mientras ellos ni se sonrojan y siguen mirando a otro lado.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 30 de enero de 2006