Elisabeth Pérez quiere cursar Bellas Artes en la UPV, razón por la que esta joven baracaldesa de 17 años acude todos los días al Instituto Miguel de Unamuno de Bilbao. "El único centro que tiene bachillerato artístico en Barakaldo lo da en euskera y yo he estudiado desde pequeña todo en castellano", dice.
Su único contacto en el instituto con el euskera lo tiene en la clase de este idioma, y no le resulta fácil. "Me está costando sacar la asignatura, porque en bachillerato te juntas con bastante gente que viene del modelo D [íntegramente en euskera con el castellano como asignatura]. Su nivel es más alto que el de los que venimos del modelo A [en castellano con el euskera como asignatura] y las clases se complican", explica.
MÁS INFORMACIÓN
Ella no utiliza el euskera ni con su familia ni con sus amistades porque no lo domina y tampoco es la lengua de uso de su entorno. "En casa nunca se ha hablado euskera. Mis padres han dado más importancia al inglés y creo que me puede venir bien si quiero trabajar fuera", apunta.
De hecho, contempla su futuro profesional con la esperanza de poder trabajar en lo que le gusta en otro país. "Veo mi futuro lejos de aquí. Lo que a mí me gustaría es poder vivir en Italia", reconoce.
La falta de dominio del euskera en una sociedad en la que su presencia crece de forma constante no le representa un elemento de preocupación. "Supongo que el euskera puede abrir más puertas en algunos trabajos, pero no creo que sea el caso para lo que yo quiero hacer", destaca.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 31 de enero de 2006