Fangioren autoa (El coche de Fangio) marcó el tono anímico. El que fuera componente de Oskorri y fundador de Izukaitz presentó su disco Denborak (Tiempos), editado por Karonte. Lo hizo con un sexteto acústico, que le permite pasear por el folk, la música de cámara o la chanson.
Fran Lasuen Gabilondo confesó que la palabra patria le da miedo, y cree que la infancia es la gran verdad del ser humano. Le molestan las opiniones basadas en tópicos y arquetipos. Y hay ironía en sus textos. En Próxima parada dice del metro de Bilbao que es tan perfecto que no hay graffiteros ni mimos ni músicos. El músico guipuzcoano se mira y se ve criollo -hasta con el changüi cubano se atrevió-, y sus comentarios destilan añoranza. Las antiguas coplas de una cuadrilla de Eibar, Ardurabakuen aeroplanua (El aeroplano de los despreocupados), remiten a un tiempo en que el carnaval generaba un paréntesis en la vida cotidiana. La canción vasca atraviesa un momento llamativo: trabajos como los de Benito Lertxundi, Jabier Muguruza o Fran Lasuen desafían con talento y sensibilidad las fronteras físicas y mentales.
Fran Lasuen
Fran Lasuen (voz y violín), Jesús Belmonte (guitarras), David Nanclares (contrabajo), Alfonso Rodríguez (violín), Gorka Mardaraz (viola), Urtzi Díez (chelo) y Jorge Lasuen (saxo). Clamores. Madrid, 30 de enero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 1 de febrero de 2006