El moribundo Movimiento de los No Alineados, el que integraba aquellos países que durante los años de la guerra fría proclamaban no deber obediencia ni a Moscú ni a Washington, pareció resucitar ayer en Viena al calor de la crisis nuclear iraní.
Venezuela, Cuba y Siria rechazaron frontalmente la intención de las grandes potencias de trasladar los planes atómicos de Teherán al Consejo de Seguridad de la ONU, al tiempo que países como India, Brasil y Suráfrica mantuvieron un clamoroso silencio durante el debate celebrado sobre la cuestión en la Junta de Gobernadores de Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA). Los llamados No Alineados suman 17 de los 35 países que forman la dirección de la organización atómica.
"Si hay votación, votaremos en contra de la propuesta de la troika europea [Reino Unido, Francia y Alemania]", afirmó Gustavo Márquez Marín, representante del Gobierno de Caracas en la reunión, y ministro de Integración y Comercio. "No existe base objetiva para llevar a Irán ante el Consejo de Seguridad. El OIEA no se ha pronunciado aún sobre si Irán ha incumplido el Tratado de No Proliferación Nuclear (TNP). Lo que hay detrás de todo esto es el interés de las grandes potencias por mantener el control de la industria nuclear".
Para el representante venezolano, "es peligroso que el caso llegue al Consejo de Seguridad, que es un escenario de enfrentamiento y no de conciliación como se vio en el caso de Irak". "Existe un doble discurso por parte de algunas potencias que critican el programa nuclear iraní al tiempo que incrementan sus arsenales atómicos y guardan silencio sobre Israel, que ni tan siquiera es firmante del TNP", añadió Márquez.
"Hipocresía nuclear"
En términos muy parecidos se expresó el jefe de la delegación cubana, Wenceslao Carrera Doral, que criticó la "hipocresía nuclear" de los grandes y señaló que el OIEA no podía "basar su actuación en sospechas, sino en hechos concretos y objetivos". El representante de Siria defendió, por su parte, la necesidad de que no existan armas nucleares en Oriente Próximo, en alusión a Israel.
Este nuevo frente de rechazo contra las potencias occidentales cristalizó también el pasado 4 de enero, unos días antes de que Irán quitase los precintos del OIEA a sus instalaciones nucleares, cuando el presidente de Irán, Mahmud Ahmadineyad, telefoneó sucesivamente a Fidel Castro, Hugo Chávez y Evo Morales. El ministro Márquez Marín no lo negó: "Claro que hemos conversado con el Gobierno iraní. Tenemos mucha relación y una gran cooperación con Irán".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 3 de febrero de 2006