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OPINIÓN DEL LECTOR

No invitados

El 4 de febrero, a bombo y platillo, acudirán todos, con el presidente del Gobierno a la cabeza, seguido de ministros, alcalde..., a la inauguración del Gran Barajas.

Todos, con sus trajes de lentejuelas y caras sonrientes, presumiendo de la mayor obra civil de Europa, de la terminal más larga del mundo, del mayor desarrollo económico para Madrid de toda su historia; palabras, palabras...

Pero a esa fastuosa ceremonia no fuimos invitados ninguno de los más de 500.000 afectados por el ruido y la contaminación atmosférica que provoca el nuevo y mastodóntico Barajas.

No querrán que les recordemos que las ampliaciones de Barajas en el Dique Sur han situado las aeronaves a menos de tiro de piedra de nuestras viviendas.

No querrán que les preguntemos por el flagrante incumplimiento de la declaración de impacto ambiental (DIA del 13 de diciembre de 2001).

Tampoco desearán que les interroguemos sobre por qué han elegido una ubicación que ha obligado a modificar el cauce del río Jarama, una ubicación peligrosamente cercana a la sierra del Guadarrama, en una zona de continuas nieblas; y, lo que es más importante, una obra que obliga a la desaparición de todo un pueblo (Belvis); y que aumentará la contaminación ya existente ampliándola a otros municipios como Colmenar Viejo o Tres Cantos. ¿Temerán nuestras observaciones sobre el desorbitado costo y el tremendo desfase del presupuesto oficial? ¿Tendrán miedo de informarnos sobre qué oscuras intenciones existen para haber realizado esta obra en este sitio, a sabiendas de que se quedará anticuada y obsoleta en 15 o 20 años?

Temen que les preguntemos quién (salvo las constructoras) gana cuando se ejecuta una inversión que en tan poco tiempo se queda vieja.

El día 4 se consuma una de las mayores agresiones medioambientales y falta de atención hacia el derecho a la salud y al descanso de los madrileños; confío, por tanto, en que, por respeto a nosotros, al menos la ministra de Medio Ambiente no asista a la inauguración, y a partir de ahora se una a los que pedimos el traslado completo del Dique Sur y el cierre nocturno de este monstruo que nos asfixia y ensordece.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 4 de febrero de 2006