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Entrevista:LOLES LEÓN | Actriz

"Tengo todavía una cirugía pendiente"

Con 55 años y un hijo, estrena serie en La Primera encantada de representar la televisión por dentro. Confiesa que cuando no trabaja no le gusta hacer nada especial: "Estar tirada, dormir hasta muy tarde, arreglarme, salir a cenar con amigos". Y ejercicio, el mínimo: "De gimnasia y eso, nada. Ando un poco, pero es para ir de compras"

Pregunta. Fuera de control: una redacción televisiva. Y con Amparo Larrañaga. ¿Chupando rueda de Periodistas?

Respuesta. Yo no veía esa serie. Soy teleadicta, pero sólo cuando tengo tiempo.

P. Hace de gran jefa del informativo Directo 24. Con lo que le gusta mandar.

R. Y mando como una bestia. Boicoteo todo para que salga a mi favor y soy una jefaza muy cruel y muy tirana.

P. Dadas sus virtudes personales, habrá tenido que ensayar poquito.

R. Ja, ja, ja. No. Este personaje lo he preparado mucho. Yo hago lo que está en el guión. Y puede haber alguna característica mía en lo de gritar. Pero el resto, de malas artes, no.

P. Desde Mujeres..., de Almodóvar, sigue usted al borde de un ataque de nervios. ¿Qué puede calmarla?

R. Unas vacaciones, un Caribe, una orilla del mar con un buen paisaje y un buen coco con una pajita.

P. Mariví, su personaje, va como loca en busca de la eterna juventud. ¿Cómo la conocían tanto los guionistas?

R. Ja, ja, ja, ja. Me parece que yo soy muy obvia, ¿eh? Porque yo, donde voy lo suelto: que si estoy mona, que si mira qué tetas tengo, que si mira qué pelo.

P. Por cierto, ¿ha dado ya paz a ese cuerpo con tanta liposucción y tanto bisturí?

R. Qué va. Yo tengo todavía una cirugía pendiente. Me quiero rebajar ya todo esto, un poco de pecho. Era para los hombres. Pero como aquí ya no tienen entrada ni salida, pues yo me lo rebaño para mí y para la ropa.

P. ¿Se ha quitado de los hombres?

R. En principio, sí, porque no tengo ganas ahora. Es mucho trabajo. Y no puedo con las dos cosas, serie y hombres. Un hombre requiere mucha atención.

P. ¿No echa de menos la escalera de Aquí no hay quien viva?

R. No [ríe]. Yo de escaleras no hablo. A mí me gustan más los platós y las redacciones.

P. Antes de la farándula, fue churrera, dependienta, secretaria y telefonista. ¿A qué profesión volvería?

R. Churreros eran mis padres. Pero si volviese a alguna, sería a telefonista. Me gusta mucho la cosa acústica en la oreja. Mi segunda vocación es investigadora privada.

P. ¿Sigue pensando que Almodóvar fue su hada madrina?

R. Sí, claro, hombre. Fue el que me hizo entrar por la puerta grande en el cine.

P. Dice ser "una sex symbol en tamaño llavero". ¿Qué llave es la suya?

R. Una llave un poco secreta. No se la entrego a todo el mundo. Solamente a los especiales.

P. "El mundo es erótico". Dígame algún personaje que lo demuestre de forma palpable.

R. Hombre, a mí me parece muy erótico George Clooney. Éste debe de comer, debe de beber y luego debe de pegarse unos polvos de campeonato. ¿Y sabe quién me da un poco de morbo? Rubalcaba.

P. Igual la llama y le ofrece negociar un Estatut.

R. No, no, yo de Estatut no quiero saber nada. Siempre le he visto como "pues yo con éste me lo haría".

P. Pide coche, peluquero, maquillador. ¿Pedazo de diva?

R. No, de diva no. De necesidad: ya mayor, hija. Porque cuando tenía veinte o treinta no necesitaba nada.

P. ¿Qué manías de estrellona pasea?

R. Pues que quiero eso: el coche en la puerta, y me siento atrás, pero porque me da miedo ir delante. Y que cuando llegue, me maquillen y me peinen la primera.

P. ¿A quién no se negaría nunca?

R. A mis amigos, a mi hijo, a mis directores, a mis compañeros... A mí me llama gente con la que no tengo trato, me pide un favor y lo hago. No sé decir que no.

P. ¿Qué espera de la vida?

R. Pues mucho, porque ahora sí que me da miedo morirme. Cuando somos jóvenes creemos que somos inmortales. Yo lo he creído hasta hace muy poco. Por eso no se me van los pájaros de la cabeza.

P. ¿Ha sido duro descubrir que era mortal?

R. Sí. Ha sido un shock para mí, porque de repente he abierto los ojos y me he metido en la realidad. Y he visto que todo es fruto de un imprevisto.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 5 de febrero de 2006