El cielo de Madrid apareció ayer más azul que durante los últimos días. La masa de polvo procedente del Sáhara Occidental que había oscurecido la capital se había disipado. Ayer, sólo tres de las 27 estaciones de medición ambiental superaron puntualmente el umbral de alerta. Una anomalía en la atmósfera conocida como inversión térmica, conjugado con la polución de los coches y el polvo sahariano, tiñeron el cielo de Madrid.
La Junta de Andalucía dio ayer por diluida la masa de partículas que afectó a la calidad del aire en varios puntos de Sevilla y Huelva.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 12 de febrero de 2006