Un paseo por la muestra La Imagen del mundo permite conocer los primeros pasos de la cartografía científica, pero también disfrutar estéticamente de las representaciones que los primeros cartógrafos hicieron de Europa y que ya en su tiempo fueron aplaudidos como verdaderas obras de arte. Entre los libros expuestos destaca el Atlas Maior, 11 volúmenes que describen el mundo con todo lujo de detalles y que compusieron la obra más cara que se imprimió en el siglo XVII. Compuesto por alrededor de 600 mapas, los 300 ejemplares que se editaron del Atlas Maior se convirtieron en uno de los tesoros más preciados entre la élite de la época.
Pero además de libros, la muestra exhibe algunos de los primeros instrumentos de media y de cálculo cartográfico, desde un astrolabio y una brújula cedida por el Real Instituto y Observatorio de la Armada de San Fernando (Cádiz) a un cuadrante que usó un marinero llamado Churruca que murió en Trafalgar pero que antes tuvo tiempo de hacer una expedición en la que cartografió la costa de Venezuela y Colombia.
Como casi todas las actividades que organiza el Parque de las Ciencias, la muestra cuenta con una parte práctica que atrae a los escolares como un imán. "Aquí se supone que llegan los niños tras la exposición y pueden comparar los mapas que han visto con los que se hace hoy", cuenta uno de los monitores de los talleres prácticos, que reconoce que muchos de los escolares se saltan la parte teórica y corren hacia lo que se puede tocar.
Los que cumplen con el recorrido completo de la exposición, pasan de las ilustraciones a mano del siglo XVI a bolas del mundo hechas con fotografías por satélite, mapas de Venus, de Marte, del cielo, de la luna o un atlas completo para ciegos editado en Braille por la ONCE.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de febrero de 2006