Como mujer libre, independiente, que quiere creer en la igualdad y en los derechos de las personas sean hombres o mujeres, no puedo ver qué hay de positivo en discriminar a un hombre por el mero hecho de serlo. La justicia para ambos sexos en el tema laboral se consigue con que hombres y mujeres compitan por un puesto en las mismas condiciones, es decir permitir que el puesto lo gane la persona más cualificada.
El actual Gobierno pretende en este campo fomentar la "discriminación positiva", a favor de las mujeres, y esto sólo es dar la vuelta a la situación de injusticia. Discriminar negativamente a una mujer por su sexo es repugnante, pero igualmente lo es hacerlo con un hombre.
Recordemos que no hablamos sólo de conceptos abstractos: aquel hombre que así fuera discriminado, sería una persona real, que como individuo no tiene por qué tener culpa alguna de los papeles sociales clásicos y sus desigualdades.
Veo que algunas y algunos que van de progresistas tienen un concepto pobre y parcial de la justicia.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 15 de febrero de 2006