El Gobierno israelí ha reiterado que considerará al Gobierno palestino encabezado por Hamás una organización terrorista. Nada habrá que negociar, afirma. Ayer estaba previsto que anunciara las sanciones que adoptará para acorralar al nuevo Ejecutivo. No hubo tal anuncio. En un escueto comunicado, el Gobierno de Ehud Olmert informó de que las medidas se aprobarán en la reunión dominical del Gabinete, "después de que el Parlamento palestino tome posesión".
Son conscientes en el Ejecutivo de que la organización fundamentalista no va a cumplir sus exigencias de desarme y de reconocimiento del Estado hebreo. Llama por tanto la atención la declaración de Mark Regev, portavoz del Ministerio de Exteriores: "Vamos a esperar a ver qué sucede en Ramala para responder". Aunque también se sabe que hay discrepancias en el seno del Gobierno. Algunos ministros abogaban hace días por cortar de raíz toda relación con la Autoridad Nacional Palestina (ANP), incluido el presidente Mahmud Abbas. Pero esa actitud ha decaído.
"Nuestra intención es dejar claro que Israel no negociará con una organización terrorista llamada Hamás", aseguró Gideon Meir, alto cargo de Exteriores. "Necesitamos herir a Hamás, pero no al pueblo palestino ni a su presidente", añadió el veterano Simón Peres, hoy en Kadima, el partido de Olmert.
No obstante, algunas sanciones son conocidas: ningún trabajador palestino podrá acudir a su empleo en Israel y las transferencias de impuestos que el Gobierno recauda en nombre de la ANP serán congeladas.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 18 de febrero de 2006