El Banco de España (lo único que queda de España como inmutable y aglutinador) ha recomendado "prudencia y mesura" a los bancos y cajas, alertando de los riesgos de las hipotecas a 50 años. Yo, a día de hoy, me niego a creer que existan hipotecas a 50 años. Y más aún, me niego a creer que el Banco de España sólo recomiende prudencia y mesura y no diga que se acabó, que el sueño especulativo en el que el blanqueo de dinero proveniente del euro nos sumió ha llegado a su fin. Las consecuencias de una hipoteca a 50 años sobre la salud mental de una persona deberían empezar a estudiarse. Las consecuencias económicas están claras: la banca gana (y más a 50 años de intereses) y los ciudadanos se empobrecen día a día con un tipo de interés que aumenta año tras año. La trampa del interés variable acabará con muchas familias. Otras se enriquecerán: la familia Botín especialmente. Pero al final, al país -si queda país dentro de 50 años- el negocio puede no serle rentable.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de febrero de 2006