Las obras de la polémica autovía que conectará Ibiza con el aeropuerto avanzaron ayer al ocupar las máquinas 800 metros cuadrados de cultivo del semillero de Can Malalt. Unos 80 guardias civiles protegieron las excavadoras, cortaron las carreteras de acceso a la zona y disolvieron la protesta de unas 200 personas. Algunos vecinos se tumbaron ante los camiones para frenarlos. Hubo dos detenidos y un vecino fue atendido por un ataque de ansiedad.
Toni Malalt, uno de los socios de la finca asolada, aseguró que la ocupación era ilegal. El Gobierno balear, que prevé la construcción de unos 18 kilómetros de autovía en la isla, lo negó, pero los afectados pidieron un notario para levantar acta del destrozo. El despliegue policial, ante los fracasos anteriores, fue estudiado y cogió por sorpresa a ecologistas y propietarios. La plataforma antiautovía se concentró en Ca Na Palleva y la máquina entró en otro enclave, Can Malalt, bajo la protección de un cordón de guardias. Las televisiones grabaron dos patadas de uno de los agentes a un manifestante.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de febrero de 2006