Los dueños de talleres de automóviles ven con preocupación la entrada en vigor del Servicio de Estacionamiento Regulado (SER) en todos los distritos situados dentro del anillo formado por la M-30. Por ello, Asetra, la asociación que reúne a casi la mitad de los 5.000 talleres de la región, comenzó el pasado viernes una campaña de recogida de firmas para exigir al Ayuntamiento de Madrid que encuentre "una solución". Un portavoz de la asociación aseguró ayer que han reunido 1.000 firmas de los cerca de 2.000 talleres que hay en el municipio.
La asociación de talleres argumenta que las restricciones al aparcamiento previstas por el Consistorio les impedirá dejar en la calle los coches ya reparados o pendientes de serlo, por lo que tendrán que rechazar trabajos en muchas ocasiones por no tener sitio suficiente en sus garajes. "Incluso pagando es difícil encontrar en estos barrios zonas de aparcamiento", aseguró Víctor Rivera, secretario ejecutivo de Asetra.
La asociación informó en un comunicado de que sus peticiones al Ayuntamiento se remontan a 2003, año en que se implantaron las nuevas zonas de aparcamiento regulado en el centro de la capital. Rivera se quejó de que la única respuesta que recibió del Consistorio data de ese año, cuando le aseguraron que con esta medida primaba el interés general sobre el particular. Tres años después, Asepra ha recibido con "honda preocupación" la extensión de las zonas de aparcamiento reguladas por parquímetros.
Acuerdo "razonable"
Rivera mostró su disposición a que el próximo día 6 -fecha en que los empresarios de talleres se reunirán con el Ayuntamiento- lleguen a un acuerdo "razonable". Propuso una posible salida al conflicto: "Veríamos con buenos ojos que a cada empresario se le diera tres o cuatro tarjetas de residentes para que pudiera estacionar los coches que ya han reparado; pagando cada tarjeta, por supuesto".
Marisol Martínez, que tiene un taller en el barrio de Bellas Vistas, es una de las afectadas por la entrada en vigor del SER: "Lo peor de todo es que a los empresarios no nos tienen en cuenta. ¿Qué voy a hacer ahora con el coche que tenemos para los repartos?".
Gabriel Rodríguez, empleado de un taller cercano a la glorieta de Cuatro Caminos, ya sufrió la misma situación en 2003, cuando se instalaron los parquímetros en su barrio. Asegura que en este periodo ha perdido casi el 40% de la clientela. Pero no sólo se resiente la marcha del negocio, Rodríguez aparcaba su coche hasta ahora en una zona cercana en la que no tenía que pagar y no sabe qué va a hacer a partir del próximo día 1: "Vivo en Algete y tengo que ir a trabajar en coche. Ahora me dejan elegir entre dejarme el sueldo en tiques o tener una multa todos los días".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de febrero de 2006