Selecciona Edición
Selecciona Edición
Tamaño letra
Crítica:

Escritura exuberante

El escritor argentino Rodrigo Fresán revisa en tono irónico mitos del cristianismo en un libro de cuentos que está impregnado de referencias cinematográficas.

No es éste un libro de cuentos al uso porque todo él esta traspasado por una escritura torrencial que saquea y unifica todas las historias y diluye las tramas específicas y, por el contrario, favorece la mezcla de lenguaje lírico y narrativo, las maneras oblicuas de referirse a los acontecimientos y las remembranzas de películas, canciones y obras literarias. Hay, por otra parte, un personaje que lo canaliza todo, el Cazador de Santos, que, como un Van Helsing posmoderno, se propone dar caza a los héroes de las diversas secciones, ángeles o demonios, seres tiernos o disparatados surgidos de una imaginación desbordante, aunque no para destruirlos como los vampiros que perseguía el mítico personaje de Stoker sino para mirarlos de frente y después amarlos o detestarlos. Fresán habla de santos, de Dios y de Jesucristo, del cielo y del infierno, pero también de asesinos en serie, de personajes esquizofrénicos y de seres perdidos en un mundo desastrado. Y en la mirada con que se contempla ese mundo hay descrédito y parodia pero también devoción y verdad.

VIDAS DE SANTOS

Rodrigo Fresán

Mondadori. Barcelona, 2005

303 páginas. 16 euros

"En el principio era el Verbo" se dice en la Biblia y en este libro, una expresión que da sentido a la religión y al arte y seguramente por esto, el artista que escribe está siempre presente con sus comentarios y digresiones. El autor o narrador, no siempre distinguibles, no puede mantener la línea recta en la narración y se ve impelido a alimentar un fluir textual casi infinito, barroco, a veces desquiciado o alocado pero remansado en ocasiones en impagables fragmentos líricos. Creo que lo que el libro propone es similar a lo que en términos cinematográficos se da en algunas películas de Godard. El autor es como un vampiro que roba versos, copia escenas de películas o evoca canciones populares. Tan impregnada está la poética del autor del contexto cultural e histórico que le rodea que, en esta reedición del libro publicado en Argentina en 1993, Fresán ha puesto al día numerosas referencias y ha añadido dos relatos que se refieren al atentado a las Torres Gemelas y a Copito de Nieve y que incluyen una impecable síntesis paródica de El código Da Vinci.

Este libro, lleno de vida y

color, con fragmentos de gran aliento literario, sienta las bases de una poética que ya no abandonará al autor. Las constantes referencias a su mundo cultural, la creación de lugares míticos (la ciudad de Canciones Tristes, por ejemplo) o el tema de la inconmensurabilidad del universo y la pequeñez del individuo que, sin embargo, cultiva grandiosos deseos y de ahí surge la infelicidad. Viene a decir el autor que no es posible entender la vida y el arte sin la desmesura humana y el fracaso que la acompaña. Como demostración podemos ver el momento en que unos productores de Hollywood se proponen filmar la crucifixión y resurrección de Jesucristo, una película con tan exuberantes efectos especiales que deje por inservibles a todas las demás películas bíblicas. "Quiero una película que provoque conversiones en masa al cristianismo", declara el responsable. Y el resultado es espectacular pero también desastroso. Y también cómico para el lector, una comicidad liberadora.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de febrero de 2006

Más información

  • Rodrigo Fresán