Utilizo a diario el autobús de la línea 28 de la Empresa Municipal de Transportes de Madrid para ir a trabajar, hacia las tres de la tarde, y llego muy a menudo tarde por culpa del mal servicio de la EMT. El otro día vi pasar seis autobuses de la línea 28 en sólo seis minutos, todos en sentido opuesto al que yo tomo, mientras en mi sentido no pasaba ninguno.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de febrero de 2006