A la vista de los cambios que Tráfico reclama del Código Penal, vaya por delante que creo que hay que intentar rebajar la sangría de accidentes en la carreteras, pero no a cualquier preciocosto. Estupefacto me quedo con que el director general de Tráfico quiera imponer penas de cárcel por ciertas conductas. Pero, sobre todo me sorprende que mezcle conducir con una tasa de alcohol exagerada con sobrepasar ciertos límites.
Eso hay que modularlo: no es lo mismo un conductor ebrio o drogado, con un coche robado arrollando gente que un ciudadano que en un coche con todas las medidas de seguridad, rebasa, por distracción o negligencia, pero sin causar el mínimo peligro a nadie, los escasos límites de velocidad marcados.
Seamos sensatos: hoy en día a 100/110 Km/hora con un coche moderno, la seguridad es altísima. En una carretera con visibilidad, sin tráfico, ese ciudadano no hace daño a nadie. ¿Cómo equipararlo a conductas sociales gravísimas de terrorismo, asaltos? No legislemos a la ligera. Pregunten a la gente que tiene que hacer carretera por su trabajo. ¿Para qué hemos mejorado las autopistas en España?.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de febrero de 2006