El número de denuncias por malos tratos a mujeres crece cada día. La Ertzaintza recibió un total de 2.021 en 2005, año en el que detuvo a 663 agresores. Dos mujeres murieron en Euskadi a manos de sus parejas y una tercera asesinada por su ex novio. La policía vasca ha reconocido que no cuenta con agentes suficientes para proteger a todas las mujeres que lo precisan.
Por esa razón, la Asociación Española de Escoltas (ASES) lleva tiempo defendiendo la colaboración con los distintos cuerpos policiales en las tareas de protección a mujeres maltratadas. El Departamento de Interior ya ha acudido a estos profesionales, que insisten en la necesidad de estar bien formados.
En este empeño, 24 escoltas han acudido esta semana en Zarautz al curso de especialista en protección a víctimas de violencia conyugal organizado por ASES. Ha sido una formación de 45 horas con ponentes "excepcionales", en la que se han tocado seis áreas: jurídica, psicológica, social, técnica, defensa personal y primeros auxilios, según enumera el presidente de la asociación, Vicente de la Cruz.
Teniendo en cuenta las circunstancias de las mujeres a las que han de proteger, el curso ha hecho hincapié en los aspectos psicológicos y sociales. "Hay que tener en cuenta que suelen ser personas con unas cargas emocionales muy fuertes y por ello había que incidir en estas áreas", comenta De la Cruz.
"Los escoltas han de tener empatía con sus protegidas, pero, a la vez, mantener una relación muy profesional con ellas, sin implicarse personalmente en sus problemas", subraya. En cualquier caso, no hay que caer en el error de considerar a las víctimas de la violencia conyugal como "pobrecitas mujeres débiles; es victimizarlas más", dice Óscar. "No somos ni más ni menos débiles que otras personas con escolta", añade Teresa.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de febrero de 2006