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Entrevista:75 AÑOS DE LA APROBACIÓN DEL VOTO FEMENINO EN ESPAÑA | Tomasa Alonso | Día Internacional de la Mujer

"Ah, claro, yo voté a los socialistas"

El Día Internacional de la Mujer celebra que este año se cumple el 75º aniversario de la aprobación del voto femenino en España. El 1 de diciembre de 1931, las Cortes Constituyentes republicanas derribaron los muros que impedían a las españolas ejercer ese derecho, que fue puesto en práctica por primera vez en 1933. EL PAÍS ha recogido el testimonio de tres mujeres que votaron en aquella ocasión: Enriqueta Gallinat, una dona de Esquerra Republicana que acudió a las urnas "como a una fiesta"; la viuda del falangista Onésimo Redondo, Mercedes Sanz Bachiller, fundadora de Auxilio de Invierno, después Auxilio Social, que aún conserva las ideas de la familia, y Tomasa Alonso, una mujer socialista que cosió la bandera republicana de la Casa del Pueblo de Villavesa del Agua (Zamora), que dirigía su marido.

Votó la primera vez en 1933, y siempre que ha podido lo ha vuelto a hacer. Se sintió contenta de que por fin la mujer pudiera elegir sin trabas a sus candidatos. Tomasa Alonso, de 96 años, vecina de Villavesa del Agua (Zamora), tuvo claro ese día que en las urnas se jugaba su presente y su futuro. Aunque en un primer momento dice no recordar a qué siglas votó, y rememora que por su pueblo solía pasar Lerroux, al ser amigo del párroco y de un tío suyo, luego recapacita y asegura: "Ah, claro, yo voté a los socialistas". "Mi marido fue el responsable de la Casa del Pueblo poco antes del Alzamiento y tuvo que llevar a casa durante unos días la bandera republicana para preservarla. Una bandera que había ayudado yo a cortar y a confeccionar", se anima conforma evoca y atrapa viejos recuerdos e imágenes.

Tomasa Alonso se casó en 1930 y ha tenido 10 hijos, de los que viven ocho. "Iba teniendo un hijo cada dos años", recuerda. "Uno se me murió a los cinco meses, el otro hace poco".

En sus inicios, su marido y ella eran pescadores "pero de río", aclara, y poco después pusieron una carnicería, un negocio que mejoró algo sus ingresos. En medio de ese trabajo tan prosaico, además, ella encontró una poética: "Ir siempre a un mundo mejor y creer en el progreso humano". Viuda a una edad relativamente joven, sacó adelante prácticamente sola a sus hijos. "Fue muy luchadora, muy trabajadora", interviene una hija con la que vive. Para Tomasa, ver todo lo logrado, hasta dónde han llegado sus hijos, y las carreras terminadas de sus nietos, es la mejor señal de que el progreso continúa.

Algo sorda, pero lúcida, esta nonagenaria recobra poco a poco los recuerdos y asegura que aunque ganaron las derechas en 1933, la grandeza de la democracia es que las izquierdas retomaron el poder en el 1936. "Eso significa que no es cierto que las mujeres fueran todas reaccionarias, y que votaran en masa, o que fueran iguales. Las mujeres, como los hombres, ya entonces teníamos nuestra manera de pensar, y cada una su ideología". Está de acuerdo en que las mujeres, por fin, no sólo puedan votar sino lograr "la igualdad con los hombres".

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 8 de marzo de 2006