Lo que no entiendo es que sólo el icono con falda pueda representar a las mujeres. Personalmente uso con mucha más frecuencia pantalones, así que, personalmente, me siento más identificada con el otro.
La verdad es que lo que realmente me da rabia es que se sigan manteniendo esos estereotipos y esas definiciones tan básicas, y las aceptemos casi sin darnos cuenta. Quizá cuando los anuncios dejen de situar a la mujer, de una forma más o menos subliminal, en la cocina, la casa o al cuidado de los hijos, o dejen de colocarla como mero objeto decorativo, entonces podremos plantearnos la posibilidad de una igualdad real, la posibilidad de que la gente educada bajo un bombardeo constante con este tipo de munición empiece a plantearse que eso no es lo más adecuado, y deje de responder "no te pongas radical", "vaya tontería", "como si fuera tan importante".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 10 de marzo de 2006