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Crítica:CLÁSICA

Como en el fútbol

La Filarmónica de Liverpool se parece al equipo de fútbol de su ciudad, sorprendente ganador de la Liga de Campeones el año pasado y recién eliminado éste por pura lógica. Es aguerrida, posee individualidades de calidad, se defiende bien, pero le falta mordiente en el ataque y una estrategia rectora menos previsible -no es extraño que su relación con Schwarz como titular nunca haya sido buena y que ya esté contratado su sucesor: Vasili Petrenko- que evite que el oyente se ponga enseguida en guardia.

Se vislumbró algo de esto en una versión demasiado mecánica de las Danzas rituales de el matrimonio de una noche de verano, de Tippett, y se confirmó en las dos piezas de Richard Strauss que ocupaban la segunda parte. Tanto Don Juan como la suite de El caballero de la rosa sonaron vastas y ruidosas por más que oboe y concertino trataran de mostrar su clase. El concierto El buen amor, de Moreno-Buendía, se escribió en 1992, pero podía ser de cincuenta o sesenta años antes y quizá por eso gustó mucho. Lo defendió con acierto el guitarrista Gabriel Estarellas, curiosamente muy bien acompañado por los de Liverpool.

Real Orquesta Filarmónica de Liverpool

Gerard Schwarz, director. Gabriel Estarellas, guitarra. Obras de Tippett, Moreno- Buendía y Strauss. Ciclo de la Complutense. Auditorio Nacional. Madrid, 9 de marzo.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 11 de marzo de 2006