Sigue estando de actualidad el fenómeno de la inmigración, ya sea por las pateras apresadas, por los cadáveres flotando en el mar, por los inmigrantes que siguen saltando vallas o por los que andan por nuestras calles buscando una vida mejor que la que tienen en el continente más viejo y azotado por el hambre, la enfermedad y la guerra.
Pero esto no siempre fue así. África es la cuna de la humanidad y en ella hubo grandes reinos (Malí, Buganda...) con muchas riquezas y una gran cultura oral. Coincide la decadencia de África con el siglo XVII, cuando desde los países del norte se invade este hermoso continente para expoliar sus recursos (esclavos, maderas, diamantes...).
Después, Europa se adueñó de los territorios de África y el sistema colonial logró consolidarse, rompiendo los moldes tradicionales y provocando un profundo cambio en las mentalidades africanas al vaciarles de toda identidad y autoestima. Se marcaron fronteras sobre plano que provocaron muchos enfrentamientos entre tribus rivales. La descolonización fue teórica porque en la práctica se apoyaron Gobiernos corruptos y fáciles de manipular, y la explotación de los recursos siguió en manos de los países del norte.
Tenemos una deuda histórica con África.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 13 de marzo de 2006