Al principio era un poco chocante. La suave sonrisa de Ana Isabel Hidalgo, novia de Rodolfo Benito, muerto en el atentado del 11-M, parecía fuera de lugar. Quizá le traicionaban los nervios ante las cámaras, o le imponía un Iñaki Gabilondo sumamente atento en la primera de sus entrevistas de Cuatro x Cuatro (Cuatro), el miércoles. Pero no. No era eso. Había una extraña paz en las palabras de Ana, y cuando se le preguntaba por Rodolfo parecía incluso más animada, sin llegar a la exaltación. Simplemente recurría a sus mejores recuerdos y los exponía con tranquila emoción. Poco a poco nos dimos cuenta de que su actitud no sólo no era inapropiada, sino que era sorprendentemente iluminadora. El dolor tiene un fondo y ella había salido a flote. Frente a la actitud sufriente y de duelo interminable, estaba la de una joven que quería superar ese terrible episodio dotándole de ilusión. Tarea difícil. Ella y otros amigos de Rodolfo han creado una fundación y entregan un premio cada 11-M. Le dan la vuelta al significado y a la conmemoración de una fecha maldita.
Algo parecido sucedió con Euclides Antonio Ríos, un colombiano que iba en el fatídico tren de Atocha y que se salvó de milagro. De maneras pausadas y gesto amable, contó cómo iba de un herido a otro en los primeros momentos de la debacle. "Vivir una tragedia así te hace más humanitario", explicó. Antonio Miguel Utrera tuvo menos suerte y quedó parcialmente paralizado tras el atentado. Ya puede hablar con normalidad, tiene planes de futuro: estudia Historia, es poeta. Jesús Abril sí habló de su hijo fallecido en el atentado con el duelo a flor de piel. Para evitar hundirse otra vez en el dolor, busca alivio y entereza en el contacto con otros que también lo han sufrido.
A pesar de tocar un tema tan sensible, el programa -en un plató amplio y sereno- fue como un paréntesis de sosiego entre los gritos, los susurros y las peleas interesadas que sigue habiendo en torno a esta historia. Ante los excesos de otros programas donde se va a exhibir llagas abiertas, esta gente esgrimió en su rostro el verdadero símbolo de la paz.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 17 de marzo de 2006