Como ciudadanos cristianos que piensan que su fe no es ajena a la vida política, nos sentimos obligados a expresar nuestra solidaridad con don Gregorio Peces-Barba, cristiano que, sin esconder sus opciones políticas, representa, sin embargo, en ese campo una manera cristiana digna de vivir el Evangelio en el mundo de hoy. Gregorio Peces-Barba ha sabido implicar y proyectar su fe en la vida pública, desarrollando un gran sentido de responsabilidad, como lo muestra:
- Su empeño por buscar el consenso dentro del pluralismo.
- El respeto a personas de opciones políticas distintas.
- La búsqueda de la justicia y de unas leyes que traten a todos con igualdad.
- La supeditación de los intereses particulares a los intereses de la mayoría.
- La libertad para defender la efectiva separación de la Iglesia y del Estado.
- La construcción de una convivencia desde la laicidad en la que tengan cabida todos los ciudadanos, independientemente de su ideología.
- La sensibilidad por atender a aquellas personas que, golpeadas por circunstancias negativas, más lo necesitan.
- Su independencia de criterio y de acción para garantizar los derechos humanos, aun en contra de críticas injustas o desproporcionadas por parte de la jerarquía católica y de algunos partidos políticos.
Reconocemos la responsabilidad y libertad de don Gregorio Peces-Barba, que tanto bien ha supuesto para nuestro país. Denunciamos la postura de quienes, con pretensiones de absolutismo en la vida religiosa y política, intentan atacarle y desacreditarle, con evidente daño para la convivencia y con desprestigio de los valores cristianos. Declaramos compartir o sentirnos muy cercanos de su visión y actuación cristiana en la vida pública. Y queremos servirle de apoyo y fortalecimiento en un quehacer que, para muchos, ha sido estímulo y guía.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 20 de marzo de 2006