No se trata ya de telebasura. Incluso algunas ingeniosas series españolas de televisión, pensadas para que las vea toda la familia, están sobrecargadas de expresiones soeces. Hay usos del lenguaje perfectamente legítimos, pero que tienen escaso sentido y son innecesariamente polémicos cuando se usan en horas de emisión familiar. Con frecuencia suelen agredir al buen gusto y a la dignidad del público. Son además índices del escaso nivel cultural de quienes los usan. Las expresiones malsonantes están de actualidad porque son la cuestión que copa la mayoría de las quejas enviadas al Comité de Autorregulación en el primer año de vigencia de su código.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Martes, 21 de marzo de 2006