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Crítica:JAZZ | John Scofield

El genio, a su aire

Se trataba de John Scofield tocando la música del genio Ray Charles, lo que ya ha hecho el guitarrista en su disco más reciente intitulado That's what I say, y de ahí esta gira de presentación por tierra española. Se trataba, también, de cumplir con el sano propósito de sacar a los músicos de jazz de las catacumbas en las que habitan y plantarles ante públicos bisoños, en lugares distintos a los habituales. Bien puede decirse que ambos objetivos se cumplieron.

El público, el jazzístico y el no jazzístico, fue a escuchar a Scofield -y al telonero, el también guitarrista Pedro Andrea, músico de técnica muy particular- a un lugar sin ninguna tradición jazzística -la madrileña sala Heineken-; y el guitarrista respondió a lo que se esperaba de él, trayéndose a un grupo cumplidito de currantes para acompañarle, entre verdaderos músicos de jazz (Versace) y sesioneros multifunción de amplio currículo; también se trajo a un cantante que a muchos les pareció la viva encarnación del homenajeado, y acaso lo fuera.

John Scofield plays Ray Charles

John Scofield, guitarra; Dean Bowman, vocal; Gary Versace, órgano; John Benítez, bajo; Steve Hass, batería + Pedro Andrea Sexteto. Sala Heineken. Madrid, 20 de marzo.

La cosa fue, jazzísticamente hablando, de más a menos. Primero vinieron las largas parrafadas a pecho descubierto y el desconcierto en las primeras filas; luego, las interpretaciones ajustadas a la letra más del gusto de la mayoría. Y, entre medias, un híbrido que no era jazz ni pop sino todo lo contrario.

Mezcla

Un Ray Charles, a su aire, el de Scofield. Como suele ocurrir en estos casos, la mezcla no gustó a los doctores del jazz presentes en la sala y sí a la mayoría rockera. Ya se sabe que no hay público más agradecido: poco es lo que pide y mucho es lo que ofrece a cambio.

En realidad, bastó con que la banda interpretara los clásicos del homenajeado -Georgia on my mind, What'd I say, Unchain my Heart...- para que el personal saliera a la calle tan feliz como si hubieran escuchado al mismísimo rey del soul en persona. Sólo faltaron los mecheros.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 22 de marzo de 2006