(...) El ansiado comunicado difícilmente saldrá gratis. Aunque ETA se haya debilitado con las detenciones de sus activistas y la ilegalización del partido que la apoya, sigue teniendo fuerza para sembrar miedo y horror. El presidente Zapatero se ha propuesto, con valentía y coherencia, lograr la paz en el País Vasco.
Pero ésta puede salir cara. Cataluña ya ha obtenido una ampliación de derechos que ha desencadenado una crisis de Estado que lleva desarrollándose meses. Y el País Vasco tiene, como mínimo, aspiraciones similares.
Socialistas y populares se han distanciado sobre las consecuencias de las concesiones regionales y las negociaciones con los terroristas. Los conservadores han utilizado el tema como arma, su objetivo es volver al poder.
Pero el caso de ETA debe ser una ocasión para la razón de Estado. Nunca ha estado tan cerca la oportunidad de poner fin a la tragedia vasca. (...) Las conversaciones con ETA contienen material políticamente explosivo, pero son más inofensivas que cualquier coche bomba.
Múnich, 23 de marzo
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 24 de marzo de 2006