En la madrugada del próximo domingo, 26 de marzo, los relojes deberán adelantarse una hora -a las dos serán las tres de la madrugada- para ajustarse al horario de verano en cumplimiento de una directiva comunitaria. La normativa se aplica desde 1981, aunque el cambio de hora se generalizó en 1974 cuando se produjo la primera crisis del petróleo y algunos países decidieron introducir el cambio horario para aprovechar mejor la luz solar y reducir el consumo de energía eléctrica.
El Ministerio de Industria calcula que esta medida reduce un 5% el consumo doméstico de luz eléctrica, lo que supone un ahorro de 60 millones de euros. A todo ello, según Industria, hay que sumar otros seis millones de euros de ahorro por la reducción de consumo de aire acondicionado en el sector del comercio y servicios.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 25 de marzo de 2006