"La separación de mi mujer, relaciones poco aconsejables, el alcohol y el juego destrozaron mi vida y acabé en la calle", admite Rafael, de 47 años. Este valenciano forma parte de los 21.900 vagabundos que pasaron por un centro de atención social a lo largo de 2005 en España, según el Instituto Nacional de Estadística (INE). La pérdida de la autoestima y de la confianza consigo mismo fueron, según asegura Rafael, los desencadenantes de sus adicciones. "Estuve a punto de tocar fondo. Era ludópata, alcohólico, y estaba sólo. Durante dos meses corté de forma radical el contacto con mi familia y con mis amigos".
Rafael es el segundo de 11 hermanos, dos de ellos con problemas de discapacidad psíquica. La precaria situación económica de su familia le obligó a dejar los estudios cuando tenía apenas 14 años y a abandonar la casa de sus padres con veinte y pocos. Durante mucho tiempo trabajó en Mercadona. "Llegué a ser el encargado de la charcutería", dice orgulloso. Su último trabajo fue en un Mc Donalds, pero acabó por dejarlo. Pasó un mes en la calle antes de acceder al programa Transeúntes y Personas sin Hogar de Cáritas Valencia, donde durante un año se proporciona vivienda, trabajo y terapias de diversa índole a las personas que no cuentan con una vivienda. "Al principio, iba a casa de mis padres porque me daban de comer pero no podía quedarme a dormir porque la mayoría de mis hermanos viven allí y, pese a que pusieron literas en las habitaciones, ya no cabe ni una mosca más".
En 2005, 21.900 vagabundos pasaron por un centro de atención en España
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"Poca formación, familias con falta de recursos y desestructuradas, trabajos precarios, adicciones y patologías mentales". Este es, según Sergio Cruz, coordinador de Transeúntes y Personas sin Hogar, el perfil que reúne la mayoría de las personas que, como Rafael, acuden a Cáritas buscando ayuda para abandonar la calle. Cada año, aproximadamente 70 personas se benefician del programa destinado a los sin techo de esta ONG.
"Mi sueño: tener un lugar donde vivir, conseguir un trabajo estable y encontrar pareja", concluye Rafael.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de marzo de 2006