Más de un millón de personas salieron ayer a las calles de Francia para protestar contra el polémico contrato de primer empleo (CPE) del jefe del Gobierno, Dominique de Villepin, al que se oponen organizaciones de estudiantes, sindicatos y partidos de izquierda. El éxito de la jornada de movilizaciones -con huelga de transportes públicos incluida- coloca en una situación muy difícil al primer ministro francés, que ayer mismo defendió su proyecto en el Parlamento entre los abucheos de la oposición. El presidente Jacques Chirac decidió anular sus compromisos fuera de París para, según un portavoz, "no alejarse del palacio del Elíseo".
La Confederación General del Trabajo (CGT), principal sindicato de Francia, calculó en tres millones el número de manifestantes en 135 ciudades de todo el país. La policía dividió la cifra por tres.
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* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 29 de marzo de 2006