Las dos nuevas terminales del aeropuerto de Barajas son imponentes, pero para pasajeros que desean hacer una conexión entre vuelos de la misma compañía Iberia muy poco prácticas, por no decir inadecuadas. Desconozco la fortuna que habrá costado la construcción de semejante infraestructura, pero es curioso que en el presupuesto no haya habido, aparentemente, lugar a que especialistas en logística efectuaran los análisis pertinentes, y evitar así que la mayoría de los pasajeros en tránsito anden apuradísimos, ignorando reglas mínimas de educación, empujándose unos a otros, para sortear los obstáculos existentes, como son: los kilómetros que separan la puerta de arribo en una terminal con la de salida en la otra; las escaleras o ascensores que bajan y suben para coger el tren; la subida al mismo, ya que es más corto que la cantidad de puertas de acceso que la estación sugiere; la cola en migraciones; la renovada inspección de seguridad, aunque aquí los empleados hacían un esfuerzo visible para acelerar el proceso,
¿Cómo hace la gente de edad avanzada para no perder su conexión? ¿En cuánto incrementaron o incrementarán los costes de Iberia para cambiar los vuelos u hospedar a quienes, pese al esfuerzo, no han podido sortear los obstáculos en los 45 minutos o más que se necesitan, o extendiendo el tiempo en tierra de sus aviones.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 10 de abril de 2006