Hay noticias que no tendrían que serlo, por el simple hecho de que obrar bien y con sentido común no tendría que ser una novedad, sino una obligación de los grupos políticos que dirigen un país. Aun así, hay que elogiar al presidente de Brasil, Lula Da Silva, por no cerrar los ojos ante un tema tan horrible como el turismo sexual y poner medidas para intentar erradicarlo. Tal y como van las cosas hoy en día, es gratificante ver que aún quedan políticos que no se dejan encandilar por el dinero y destinan los fondos comunes a asuntos sociales relevantes en vez de aumentar los números de sus cuentas corrientes.
Entre los detenidos en un club de Brasil por incentivar la prostitución infantil se hallaban varios españoles. Entonces, yo digo a todos estos especímenes que planean un viaje para abusar de un menor y aquellos otros que mienten sin escrúpulos a quienes han depositado su confianza en ellos que están contribuyendo de una manera muy lamentable a que nuestro país aparezca en las principales cabeceras internacionales, y que uno sienta vergüenza de ser español.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 12 de abril de 2006