El poeta donostiarra Pablo Casares se alzó ayer con el tercer premio de poesía Javier Egea por su obra Fingiré que estoy de paso. Casares, que recibirá esta tarde los 3.000 euros con los que está dotado el certamen, y que verá publicado su poemario en la colección Granada Literaria, promovida por la Concejalía de Cultura del Ayuntamiento, fue seleccionado entre poetas de varias nacionalidades por un jurado compuesto por Javier Lostalé, Sultana Wahnón y Luis Muñoz, además de Ignacio López de Aberasturi, que actuó como secretario.
La obra literaria de Casares, de 34 años y licenciado en Filosofía, ha sido recogida recientemente en una antología titulada Poemas para cruzar el desierto, publicada por la editorial asturiana Línea de Fuego. Además, ha publicado diversos cuadernos poéticos, entre los que destacan Tiempo de muerto y Callejón sin salida. El autor donostiarra, que decidió escribir poemas a partir de la lectura de La condición urbana, de Karmelo Iribarren, destacó de su poesía una intención de llegar a un público amplio a partir de una escritura sencilla y directa "que utiliza el lenguaje cotidiano sin caer en el prosaísmo".
Con respecto a la concesión del premio, Casares destacó ligar su obra a un nombre como el de Javier Egea, ya que considera al autor granadino como "un gran poeta al margen de cualquier etiqueta y que no ha sido lo suficientemente reconocido". Cercano a una poesía en la que las ideas se convierten en el componente indispensable, Casares citó como los poetas que más han intervenido en su formación a Juan Luis Panero, Luis Alberto de Cuenca, Amalia Bautista y Luis García Montero.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de abril de 2006