Hay una idea de formidable potencia en la base de esta extraña, a ratos exótica, pero casi siempre inclasificable peripecia que aquí llaman La huella del silencio: que a medida que una niña superdotada (Cross) va progresando en diversas competiciones de deletreo de palabras (toda una institución del ocio, digamos, culto americano), su familia, compuesta por madre científica, padre profesor de teología y hermano mayor con conflictos tanto con la autoridad paterna como con la búsqueda de la espiritualidad, su familia va haciendo aguas, hasta hundirse definitivamente.
Pero esa idea, que por lo demás se hace pronto evidente hasta para el espectador menos avisado, no es suficiente como para mantener en pie todo lo que los autores pretenden: nada menos que una muy metafísica búsqueda de la inspiración, del diálogo con Dios, del que está privado el teólogo (Richard Gere) y en cambio sí tiene la niña, por aquello de que la gracia tal vez ha de merecerse. La huella del silencio es un filme construido como un vehículo de progresión constante, a partir del eje que le suministra el transcurrir de los concursos, pero se pierde, no obstante, por extraños, erráticos vericuetos y se lanza al empleo de recursos punto menos que extravagantes (¡esos efectos especiales con que la niña visualiza las palabras!).
'LA HUELLA DEL SILENCIO'
Dirección: Scott McGehee y David Siegel. Intérpretes: Richard Gere, Juliette Binoche, Flora Cross, Max Minghella, Kate Bosworth. Género: drama, EE UU, 2006. Duración: 104 minutos.
Y por el camino, se olvida de concretar un poco más de qué clase de conflicto se habla, por qué la ficción es tan dura con el progenitor, qué tipo de enfermedad parece padecer la madre... ingredientes todos ellos que terminan lastrando a un producto tan curioso como fallido, tan suicidamente orientado hacia la espiritualidad como, en el fondo, carente de un mayor rigor de construcción, de elaboración de personajes, de dilucidación de las motivaciones de éstos.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de abril de 2006