Tanto Esther Bendahán como Edmond Amran el Maleh tienen una polémica sobre la situación de los judíos en Marruecos y su asimilación en Israel. En sus textos, anecdóticamente, sale a relucir el cuidado o destrozo de cementerios judíos en Marruecos hace unos años y el significado para que su huella permanezca o sea reescrita la historia.
Pero, desgraciadamente, una reprocha al otro lo que el sionismo israelí está haciendo ahora, en Jerusalén con la presencia árabe y palestina. Primero les ocupan, después en contra de las convenciones internacionales, expulsan, deportan, no permiten la residencia o matan a los palestinos. Cambian urbanísticamente la ciudad, permiten o prohíben por criterios racistas reparar y construir a israelíes no nacidos jerusimilitanos (e incluso allende los mares) y lo contrario a los palestinos. Expropian terrenos, invaden nuevos campos, cercan y destruyen a los palestinos de los alrededores para dar cobijo a colonos sionistas.
La última noticia, la destrucción del cementerio árabe de Jerusalén: "En Jerusalén, las fuerzas de Ocupación han comenzado la destrucción de un cementerio de cientos de años de antigüedad. Maman Allah es el cementerio musulmán más grande en Jerusalén y está ubicado en la parte occidental de la ciudad, a dos kilómetros de distancia de la Puerta de Khalili.
La destrucción de este lugar sagrado es parte de la judaización de Jerusalén, que dará paso a la construcción de un nuevo museo Sionista en ese lugar" (abril 2006).
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de abril de 2006