Ya se nota el clima de expectación para este largo fin de semana que supone un descanso para todo el mundo, trabajadores, estudiantes, parados y jubilados. Todos felices nos olvidamos de pensar lo distinto que es hoy de hace ciento veinte años, cuando la Internacional Socialista instauró la fiesta, conmemorando la lucha por la anhelada jornada laboral de ocho horas y mejores condiciones de trabajo.
Actualmente ya nos gustaría a los jóvenes y desempleados trabajar incluso ese día, porque lo del trabajo está mal, no sólo en Francia. No hay que olvidar las condiciones de los trabajos temporales, la semiexplotación de los universitarios que buscan experiencia, los contratos basura, y lo difícil que supone hacerse un hueco en cualquier parte.
Para tener descanso del trabajo, primero hay que trabajar. Dudo que la gente tumbada en la playa este 1 de mayo reflexione sobre el tema.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de abril de 2006