El Juzgado de lo Social número 4 de Santander ha concedido la incapacidad total y permanente para cualquier trabajo a una mujer de 29 años, auxiliar de una clínica veterinaria, por las secuelas psicológicas que padece por el acoso laboral al que la sometía su jefe. La mujer sufre "un trastorno de estrés postraumático por acoso laboral y un trastorno mixto ansioso-depresivo de intensidad grave secundario", según el equipo de valoración.
La sentencia recuerda que otro fallo ya firme reconoció como "accidente de trabajo" los problemas psicológicos de esa mujer cuando fueron examinados a raíz de una baja temporal, que duró desde octubre de 2003 hasta marzo de 2005.
La Seguridad Social había denegado la incapacidad permanente a esta mujer por considerar que sus problemas de salud no tenían "un grado suficiente". El juzgado lo corrige, porque considera que "se encuentra incapacitada para todo tipo de profesión u oficio, al no poder realizar ningún tipo de actividad con la continuidad, dedicación, eficacia y profesionalidad que exige el mercado laboral".
Hace dos años, la mujer también denunció a su jefe por acoso sexual y laboral. Entonces, el Juzgado de lo Penal número 3 de Santander, con el apoyo del ministerio fiscal, absolvió a su jefe por considerar que no existían pruebas suficientes. Sin embargo, la juez dictó que si lo que decía la mujer era cierto podría calificarse de "torturas físicas verdaderamente refinadas [...], verdaderos actos de maltrato físico y psicológico que parecen propios de un relato de terror". La mujer ha apelado esa sentencia absolutoria ante la Audiencia de Cantabria.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 28 de abril de 2006