Irán no cumple las exigencias del Consejo de Seguridad de la ONU, sino todo lo contrario: en lugar de suspender sus actividades de enriquecimiento de uranio, las ha acelerado, y además continúa ocultando información sobre sus planes nucleares. Así lo pone de manifiesto el informe hecho público ayer por los expertos del Organismo Internacional para la Energía Atómica (OIEA), que arroja un balance muy negativo del programa nuclear iraní. Según las conclusiones de los inspectores internacionales, el Gobierno de Teherán sigue sin dar la información necesaria para determinar con exactitud si sus planes nucleares tienen fines civiles o militares.
El director general del OIEA, Mohamed el Baradei, presentó el informe al cumplirse el plazo de un mes que le dio el Consejo de Seguridad, cuyos miembros se reunirán la semana que viene para debatir la posibilidad de adoptar sanciones contra Irán como defiende EE UU, en contra de la opinión de Rusia y China.
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Desde Irán, el presidente Mahmud Ahmadineyad desoyó las conclusiones del informe y afirmó que su país tiene intención de convertirse en una superpotencia. "El acceso de los iraníes a la energía nuclear pacífica es tan importante que puede cambiar las relaciones mundiales", dijo. El presidente George W. Bush calificó la actitud iraní de "inaceptable", pero manifestó su deseo de resolver la crisis por vía diplomática. Según una encuesta, el 85% de los españoles está contra el uso de la fuerza.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 29 de abril de 2006