El secretario socialista de Educación, Miguel Soler, tildó ayer de "francamente increíbles" los resultados de la prueba de evaluación diagnóstica presentados el martes por el consejero Font de Mora. Los 41.466 chavales examinados -los de tercero de Primaria de todos los centros públicos y concertados- obtuvieron una media de 7,8 en matemáticas y de 8,2 en lengua. El análisis de los datos concluye que no existen diferencias entre las notas obtenidas en los centros públicos y privados, ni entre colegios rurales o urbanos. "Es la primera vez en la historia en el que los resultados de una evaluación de este tipo no están altamente condicionados por la situación socioeconómica de los padres y de los centros", afirmó el socialista.
Soler matizó que sí cree que los alumnos obtuvieran esa calificación: "De lo que no nos fiamos es del examen". El portavoz socialista lo redujo a una prueba "ordinaria", como la que realiza regularmente cualquier profesor en su aula. La evaluación carecía de los factores correctivos -renta, nivel socioeconómico- usuales en evaluaciones internacionales, como la de Pisa, destacó Soler; no fue explicada apropiadamente en los colegios (en algunos, aseguró, su realización se prolongó un 50% más del tiempo previsto), ni, sobre todo, puede compararse con ningún otro examen, razón por la cual, concluyo, "no sirve para nada".
La confederación de padres Gonzalo Anaya subrayó "la paradoja" que existe entre los resultados del examen y el porcentaje de fracaso escolar, que llega al 40%, "cifra que ha reconocido la propia consejería". El STEPV consideró la prueba un "despilfarro de tiempo y dinero" que solo ha revelado "obviedades", como la de que el alumnado con necesidades especiales "consigue peores resultados".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 4 de mayo de 2006