Unos 20.000 timorenses han huido de la capital, Dili, por temor a nuevos enfrentamientos como los que la semana pasada causaron cinco muertos. Pese al llamamiento a la calma de las autoridades de la ex colonia portuguesa, todas las carreteras de salida de la capital se colapsaron con vehículos cargados hasta la bandera de personas y enseres. Más de 1.000 huyeron por barco hacia la vecina isla de Atauro.
La revuelta comenzó el 28 de abril durante una manifestación de apoyo a los 600 soldados expulsados del Ejército -un tercio de los efectivos-, después de desertar y denunciar las condiciones de trabajo miserables que padecen. Los rumores de nuevos choques entre la policía y el Ejército provocaron la huida.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 6 de mayo de 2006