Los bancales que dominan el paisaje agrícola en las zonas montañosas de la Comunidad Valenciana y de todo el litoral mediterráneo no tienen su origen en la época de ocupación musulmana como hasta ahora se pensaba, sino unos años antes de la llegada de la cultura del Islam en 711. Un estudio publicado por los profesores de la Universidad de Alicante Eduardo Seva, Juan Luis Román y Romualdo Seva revela que los primeros se construyeron en la Edad de Bronce, 3.800 años antes de Cristo, y que nacieron en la Sierra de Aitana, considerada una de las zonas más características del poblamiento ibérico en el sureste peninsular. Además, fruto de sus averiguaciones se ha sabido que el aterrazamiento de las laderas de los montes no tenía funciones agrícolas, sino que eran refugios que utilizaban los pastores para la trashumancia de ganados. Nacieron como puestos de control de paso de ganado entre valles. El potencial ecológico de esta infraestructura fue más allá del marco pecuario de alta montaña, y se convirtió en su evolución en una eficaz idea para el cultivo de arbolado de secano.
Este uso ha pervivido durante cerca de seis milenios dotando de estabilidad y resistencia a las pendientes escalonadas de montaña, y actuando como factor natural corrector al evitar la erosión.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Domingo, 7 de mayo de 2006