La vicepresidenta primera, María Teresa Fernández de la Vega, ofreció anoche a Michelle Bachelet una cena en el Palacio del Pardo, precedida por un pequeño concierto y unas palabras de bienvenida. Fueron invitadas casi dos centenares de mujeres con cargos en el Parlamento, la política, la judicatura, el arte, la empresa y la comunicación.
En la conferencia de prensa conjunta del jefe del Ejecutivo y la presidenta chilena, horas antes, Zapatero fue preguntado si tendría la tentación de romper el protocolo yendo a esa cena convocada exclusivamente para mujeres. Respondió que el acto se celebraba "porque Bachelet tiene un liderazgo mundial en lo que representa la participación de las mujeres en la vida política, tan olvidada y denostada en muchos países".
A las nueve había llegado ya la presidenta del Tribunal Constitucional, María Emilia Casas, y empezaban a acudir las ministras, excepto la de Fomento, Magdalena Álvarez, que estaba apoyando al Sevilla en la final de la Copa de la UEFA.
La vocalista María José Cordero y el guitarrista Juanjo Collado interpretaron tres canciones latinoamericanas -Te recuerdo Amanda, Gracias a la vida y Palabras para Julia- y dos de Amancio Prada -Pájaro en la jaula y Libre te quiero-. Bachelet coreó las dos primeras.
La vicepresidenta agradeció a la presidenta chilena su visita a España y elogió su éxito político porque, dijo, "no son tantos los espejos en los que las mujeres podemos mirarnos". "No queremos excluir a los hombres, que son una parte importante de nosotras mismas; se trata de sumar, siempre sumar. Nos hacen falta todas las manos, porque nuestro objetivo no es ocupar el poder, sino compartirlo igual que compartimos nuestras vidas", prosiguió De la Vega.
Bachelet reveló que estableció la paridad en su Gobierno "no copiando, que suena muy feo, sino imitando la decisión del presidente Rodríguez Zapatero", y contó cómo durante la campaña le preguntaban: "¿Y usted va a ser capaz de tomar decisiones firmes? ¿Usted, las decisiones las toma con el corazón o con la cabeza?". "Y todos saben", añadió, "que las tomo con el corazón y con la cabeza, porque cuando mi cabeza no hace caso a mi corazón, me equivoco. No tengo vergüenza en unir afecto con razón".
La presidenta de Chile terminó su discurso: "Una cosa tengo clara: Ni me voy a rendir ni les voy a defraudar". A continuación, pasaron a cenar. No sólo las mujeres; también una veintena de hombres, la mayoría del séquito de Bachelet.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 11 de mayo de 2006