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Crítica:

Un chico de la Troma

Aunque evolucione, un tipo que ha trabajado en Troma, la factoría de cine serie Z, no pierde su esencia; por mucho que se adapte a otros medios, el espíritu gamberro, cutre, fanático y no del todo comprensible para la mayoría de los mortales de la fábrica que creó El vengador tóxico acaba saliendo de su escondrijo físico para escupir sangre a la plebe biempensante. James Gunn fue el guionista de Tromeo & Juliet y, después de triunfar como escritor de la notable Amanecer de los muertos, de Zack Snyder, dirige ahora La plaga (Slither), donde resucita el humor básico de la Troma, añadiéndole altas dosis de casquería fina, es un cruce entre La noche de los muertos vivientes (George A. Romero, 1968) y Mal gusto (Peter Jackson, 1987).

LA PLAGA

Dirección: James Gunn. Intérpretes: Elizabeth Banks, Nathan Fillium, Michael Rooker, Greg Henry. Género: comedia gore. EE UU, 2006. Duración: 92 minutos.

Las películas de la Troma son malas con avaricia. Sus responsables lo saben. Su público lo sabe. Nadie se lleva a engaño. La plaga es una cinta basura de la Troma con efectos especiales más potentes. No pasará a los anales de las enciclopedias (Gunn lo sabe, sus fieles lo saben) y ha sido un fracaso en EE UU (los freakies son una minoría), pero siempre se podrá decir que mostró al que seguramente es el personaje más gordo de la historia del cine.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 12 de mayo de 2006