El desprecio que el Ayuntamiento de Karrantza muestra por el medio ambiente alcanza ya límites insospechables. Después de que el gobierno municipal de PNV-EA haya mantenido silencio durante tantos años ante la industrialización de los montes de Ordunte, llega un nuevo capítulo de destrucción natural: la excavación de la Torca del Carlista. El Departamento vasco de Medio Ambiente ordenó en su día paralizar el sondeo, pero el ayuntamiento decidió desobedecer la orden y continuar con la obra. Tras la denuncia de varios grupos ecologistas, un juez paralizó el sondeo, pero para sorpresa de todos, se ha levantado la orden y las obras continuarán.
La Torca del Carlista es la sala subterránea más grande de Europa y se encuentra incluida en la Red Natura 2000 y dentro de los límites del Parque Natural de Ranero-Armañón. Además, la cavidad alberga una microfauna aún desconocida para la ciencia y algunas especies de murciélagos en peligro de extinción. Entre otras cosas, el sondeo puede afectar negativamente a la cueva de Pozalagua, situada a escasos metros de la Torca y única en el mundo por sus estalactitas excéntricas.
Si el ayuntamiento se hubiera molestado en encargar un estudio medioambiental sobre las repercusiones del proyecto, sabría que las corrientes de aire y la iluminación necesaria para la apertura al público de la Torca del Carlista destruirá sus paredes y su microfauna. En lugar de eso, el ayuntamiento ha dilapidado todos los fondos públicos únicamente en estudios técnicos.
Las obras destruirán, en definitiva, los factores que convierten a la Torca en un lugar interesante para el público. Se trata de un problema de falta de respeto a los carranzanos, al entorno y a los valores naturales que hacen de nuestro pueblo un lugar preferente para el turismo. Que el ayuntamiento se entere: nos visitan para ver naturaleza, no para ver cemento.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Sábado, 13 de mayo de 2006