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Crítica:

Amor a segunda vista

El subgénero de las comedias románticas ambientadas en o alrededor de las nupcias, ya sea como institución, como celebración o como simple estilo de vida, se ha convertido en un clásico moderno que pocas veces puede (o sabe, o quiere) escapar del estereotipo. Bodas por encargo, innegable vehículo al servicio de la actriz Heather Graham (oficia de productora y de protagonista del enlace), es la última en llegar.

Durante su primer tercio, parece que la película pretende huir de la riada de sentimientos alrededor de la soltería y la incapacidad para amar gracias a un par de detalles con mala baba, caso de esa modelo de revista anoréxica y heroinómana que no se tiene en pie en la sesión de fotos. Sin embargo, pronto entra en la línea de flotación habitual. No molesta, no apasiona. No inventa nada, pero apenas desentona. Si acaso, para bien, por brindar un honroso homenaje al matrimonio como derecho igualitario, sea cual sea la condición y el objetivo de los contrayentes. De modo que, dentro de su modestia crítica, igual acaba molestando a los fundamentalistas de la obligatoriedad del banquete lujoso, el vestido blanco, el lanzamiento de ramo y las damas de honor.

BODAS POR ENCARGO

Dirección: Nisha Ganatra. Intérpretes: Heather Graham, David Sutcliffe, Sandra Oh, Bruce Gray. Género: comedia romántica. EE UU, 2005. Duración: 94 minutos.

* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de mayo de 2006