M. T.
Título que hace el 34º de su apasionante filmografía, tan poco conocida entre nosotros, Promised Land cuenta una historia terrible con modos tomados en préstamo del cine documental y con una estructura de historia itinerante, de personas que transitan, muchas veces a su pesar, por territorios fronterizos, especialmente, entre Israel y Palestina. Es importante la idea de "transitar", por lo que tiene de desarraigo, de no fijación a un lugar.
El protagonismo recae en un conjunto de mujeres, de origen ruso y letón, que, en busca de uno de esos paraísos que publicita la contemporánea publicidad emigratoria, acaba convertida en carne de prostíbulo. Una historia muy vieja, aquí contada con la precisión de una ajustada maquinaria inexorable, y con un punto de vista que, sin dejar de hurgar en el fondo del comportamiento de sus criaturas, obtiene una curiosa, desconcertante cualidad de espejo, de reflejo de una realidad inquietante y degradada.
PROMISED LAND
Dirección: Amos Gitai. Intérpretes: Anne Parillaud, Hanna Schygulla, Rosamund Pike, Diana Bespechni, Alla Dan, Amos Lavie. Género: drama. Israel-Francia, 2004. Duración: 90 minutos.
Un filme duro e inclemente que irrita por igual a todos, especialmente a las dos grandes facciones en litigio en la Palestina histórica. Pero es valiente y necesario, y da cuenta del insobornable espíritu crítico de Gitai.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Viernes, 19 de mayo de 2006