Que en la variedad está el gusto es relativo. La gala de Eurovisión (TVE) confirma que la variedad puede ser una reiterativa sucesión de imitaciones de festivales anteriores. Su atractivo radica en la acumulación de exageraciones escenográficas con alucinaciones incluidas (cuando desperté, Nana Mouskouri todavía estaba allí). Analizado desde una perspectiva lisérgica, el festival es una delicia. Nuestras retinas asimilan un alud de estímulos visuales sin más lógica interna que la del exceso: coreografías de peep show, efebos y panteras marcando paquete o escote, versiones moldavas de La lambada, gospel israelí, todos los matices de perforación de tímpano comprendidos entre Céline Dion y Farinelli, country germano, sirtakis célticos, raps nabokovianos, boleros herzegovinos, derviches ucranianos, jotas croatas y anglofonías rusas. O sea: un multicultural espíritu de karaoke que, en esta ocasión, coronó la monstruosidad de cómic de un grupo de hard rock finlandés que sucede al etnicismo patillero o al pop petardo para discotecas de ambiente de ediciones anteriores. Semejante inventario de monstruosidades provoca un subidón que desemboca en un abismo cuando llega la hora de los votos y la geopolítica festivalera. Allí resucita la auténtica Europa: pactos escandinavos, alianzas bálticas, estrategias balcánicas, odios meridionales y un atajo informático para agilizar un recuento que, por coherencia, premió la opción más disparatada. ¿Y Las Ketchup? Estuvieron a punto de lograr la posición más interesante (la última), pero fueron superadas por Malta, Israel y Francia.
España sirve para otras cosas. Ejemplo: La 2 retransmitió la celebración del V centenario de la muerte de Cristóbal Colón desde la Plaza Mayor de Valladolid. Pompa y circunstancia patriotera y el despliegue habitual de retórica. En el acto oficial, Manu Carreño ejercía de maestro de ceremonias y dijo: "Estamos haciendo historia". ¿Cómo se sintieron los indígenas del Nuevo Mundo al ver desembarcar a Colón y los suyos? Como nosotros viendo a los finlandeses.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Lunes, 22 de mayo de 2006