La política andaluza copó ayer el Congreso y no sólo por el orden del día, monográfico, sino por la afluencia de políticos de esa comunidad. Al frente, el presidente de la Junta, Manuel Chaves. A media tarde, tras las intervenciones de Zapatero y Rajoy, el hemiciclo apuntaba hacia el desierto, pero el presidente andaluz seguía sentado como un oasis de atención. El parlamentario andaluz Antonio Romero (IU) comentó que ve a Andalucía "como una póliza de seguro para la España plural".
La jornada empezó de manera luctuosa. Javier Arenas, presidente regional del PP y diputado por Sevilla, llegó al patio del Congreso, departió con algunas personas y recibió la noticia de la muerte de su padre, poco antes de que se abriese la sesión. Manuel Gracia (PSOE) le envió el pésame desde la tribuna.
Junto a Chaves, sus antecesores: José Rodríguez de la Borbolla y Rafael Escuredo; la presidenta del Parlamento autónomo, Mar Moreno (PSOE), y dirigentes empresariales y sindicales. También acudieron los alcaldes de las ocho capitales, excepto Rosa Aguilar (Córdoba).
Concluidas las intervenciones de Zapatero y de Rajoy, las opiniones se mantenían sin sorpresas y acordes con el color político de cada uno. Teófila Martínez (PP), alcaldesa de Cádiz y senadora, opinaba que la reforma del Estatuto demuestra que "el PSOE, en 25 años de Gobierno no ha conseguido que Andalucía tenga un papel equilibrador y que la comunidad siga por detrás en muchos aspectos".
José Antonio Griñán (PSOE), consejero de Economía y Hacienda, tildó el discurso de Rajoy de "desmemoriado y de desprecio. Porque no es posible que hable de respeto a los andaluces cuando [Gobiernos del PP] dejaron a deber 2.500 millones de euros. El primer acto del Ejecutivo de Zapatero fue saldar esa deuda".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de mayo de 2006