Al menos 22 personas perdieron la vida ayer en la explosión de tres coches bomba en Bagdad. Uno de los atentados, que iba dirigido contra una patrulla especial de la policía iraquí, mató a cinco civiles e hirió a siete en el barrio Nuevo Bagdad. Un segundo coche bomba explotó en un mercado de Ciudad Sáder, un gigantesco barrio situado al este de la capital en el que viven más de un millón de chiíes, muchos de ellos partidarios del clérigo radical Múqtada al Sáder. Murieron cinco personas y 13 resultaron heridas. Se trata del segundo atentado en una semana en Ciudad Sáder, cuna de una de las principales milicias chiíes, el Ejército del Mahdi. El tercero, el más mortífero, tuvo como objetivo una mezquita chií. La policía informó de la muerte de 12 personas.
El primer ministro, Nuri al Maliki, aseguró ayer a la televisión iraquí que espera presentar el sábado al Parlamento los nombres de sus candidatos a ministro de Interior y de Defensa, que quedaron vacantes debido a las disputas internas en la coalición. Para Maliki es importante conseguir una mejora rápida de la seguridad para mantener el apoyo de la población. Uno de los primeros objetivos es acabar con la guerra entre milicias chiíes y suníes que ha causado cerca de 2.000 muertos desde finales de febrero. El segundo es separar la insurgencia nacional, apoyada por los árabes suníes, de la extranjera. Negociar con los primeros y expulsar a los segundos.
Por otra parte, un hombre, acusado por los servicios secretos de ser uno de los líderes de la organización Al Qaeda en Irak, confesó ayer en la televisión jordana su responsabilidad en el asesinato de dos diplomáticos marroquíes. El hombre, que se identifica como Ziyad Jalaf al Karbuli, aseguró que la acción fue ordenada por Abu Musab al Zarqaui, de nacionalidad jordana y jefe de Al Qaeda en Irak, al que EE UU considera responsable de la mayoría de los atentados con bomba en Irak.
* Este artículo apareció en la edición impresa del Miércoles, 24 de mayo de 2006