La feria del libro de Málaga, que ayer se inició, ha tenido como pregonera en esta nueva edición "la voz de un intruso". El arquitecto Salvador Moreno Peralta hizo un doble juego con el título de su pregón, por un lado porque él es sobre todo un lector, figura a la que denominó "el gran intruso de la literatura desde que se inventó el libro", y por otro porque aprovechó para hablar de éste. Moreno Peralta reivindicó el papel activo del lector, siquiera por lo que las emociones que la literatura sugiere. "El lector asume en silencio la voz del autor y al hacerla suya asume indefectiblemente la responsabilidad de crear y recrear el texto, marcando sus propios territorios", dijo.
En este protagonismo del receptor, el pregonero comparó la literatura con su disciplina profesional. "El arquitecto hace un edificio, pero es el usuario el que, viviendo dentro de él y adaptando el espacio como suyo, culmina la tarea y lo convierte en casa. El autor escribe un libro, pero es el lector el que al leerlo y hacerlo suyo, genera en ese instante la mágica virtualidad de la literatura", dijo. Para Moreno Peralta, la feria del libro debía llamarse "feria del lector".
El arquitecto, que reconoció haber descubierto "pinceladas maravillosas de poetas desconocidos" al tratar de resolver los dameros malditos de El País, pasatiempos al que es adicto, resaltó la excelente concentración de escritores malagueños, que dijo no se ha dado nunca, ni siquiera en el 27, generación literaria que tuvo en Málaga su impulso.
Moreno Peralta valoró la emoción sobre la ortodoxia literaria, y evocó ese día en que cada lector descubrió que "leer era como abrir las ventanas de una habitación enrarecida".
* Este artículo apareció en la edición impresa del Jueves, 25 de mayo de 2006